EL CAOS DEL YO
Ilustración de Simón Prades
http://simonprades.tumblr.com/
Adentro
todo es confuso.
Afuera
no hay referencias.
La
existencia aquí y ahora es un caos
y
aún así la soportamos.
Miles
de voces reales, que se propinan odio
y
de cuando en cuando se prometen amor.
Denme
30 días y arreglo el mundo,
el
mío al menos.
Soy
la que en medio de la guerra
cierra
los ojos y baja la cabeza.
No
podemos detenernos,
la
vida ya inició.
Nuestros
deseos son ahora la potencia de la vida,
por
más bajos y propios que estos sean.
Los
deseos son monstruos,
aunque
los llamemos sueños.
Huir
es un deseo.
La
única fuerza superior es nuestra sobrevivencia
sin
embargo, vivimos sólo para respirar.
Bien
podríamos saber a dónde se van nuestros suspiros,
pero
por qué nos interesaría saberlo.
Imaginamos
asesinar con nuestras voces el sonido de la naturaleza,
mientras
las otras especies sientan tal vez misericordia.
Hasta
cuándo podrán con sus pesares los humanos.
Los
ojos cerrados son para imaginar
y
los ojos abiertos son para actuar.
Qué
animal es este,
que
no conoce el lugar donde se halla su comida,
que
no sabe donde asentar su morada,
que
no sabe proteger sus crías,
que
no se detiene a ver el cielo adormecido en la maleza.
La
soga, el hacha, la escritura
la
industria.
El
molino, la robótica, el canto,
la
medicina.
La
torre, el amor romántico, el cuchillo,
la
psiquiatría.
Las
cadenas, el barco, la metalurgia,
la
escuela.
La
democracia, el puente, la montura,
la
bandera.
La
economía de mercado, el libro, la técnica,
la
autopista.
La
ciudad, los bares, el motor,
la
patria.
El
plástico, la prostitución, la explotación,
la
angustia.
La
esclavitud, las prótesis, el odio,
la
religión.
La
muerte nos quiere advertir,
pero
nos ocultamos, no queremos advertencias.
Hemos
creado el dinero y en ese sistema nos cobijamos.
Somos
adultos, esta es la madurez:
un
sin sentido que elegimos,
una
convención que ha de simplificar la decisión.
Sólo
quejas, el caos del Yo,
y
qué más tiene para entregar este ser,
si
nos negamos a salir de nuestra prisión.
¡¿Qué
tremendo regalo ha sido la conciencia humana?!
¡¿Qué
inmenso motor la ambición!?
¡Que
pedantería la búsqueda de la trascendencia!
Aquí
adentro, donde nos escondemos, es todo confusión.
Pero
afuera, tal vez podamos encontrar huellas,
descansar
un momento en la hierba.
Quién
se atreverá a mirar la muerte
Quién
decidirá el próximo día balancearse en el horizonte.
Quién
se sentará a la orilla del mar
y
estando allí sentirá las olas bañar sus pupilas.
Quién
aullará con el lobo,
crecerá
con la luz de luna
y
luego se posará en el vuelo definitivo de la lechuza.
Quién,
entonces, habrá de encarnarse en una hoja
y
susurrar paz al cumulo de suspiros, alguna vez, humanos.
El
yo es igual que la rueda
y
el caos es sólo una de sus vueltas.
Luchita Libertad
Comentarios
Publicar un comentario