SOY UNA MUJER

 

 


 

Soy una mujer que parece bañarse en la claridad, durante un tiempo que se comporta desenfrenado: 

 

Una que con el calor se dispersa como el asfalto tan común de las rutas comunes y luego ante el frío se aprieta como el corazón enfermo de muchas mujeres viejas. 

 

Nunca puede saberse en que salto de tiempo puedo olvidar hasta el significado de la palabra conciencia, entonces soy igual de volátil que una cosa, entonces soy la cosa que la sociedad siempre quiso que sea.


Soy una mujer presa del clima, de los olores, presa de las texturas, soy una mujer que se fusiona con todo, con la ciudad superficial y una que se escinde agorofóbica de toda otra presencia humana física, intangible, real o irreal.


En esta viscosa e irregular realidad, sólo tengo certeza y fe de ser mujer. No por los órganos, sino por las humillaciones, mujer es la expertiz en resistir.


Sólo como un comentario, manifiesto mi agradecimiento de no haber sido la de siglos antes, la callada, la sumisa o la rebelde reformista, ni ser la de después la que carga con el peso de construir, porque este es mi lugar, el del caos y la queja.


Lo sé por el agrado con que recibo mi sangre, 

lo sé por la maternidad, locura infinita, muerto el hijo muerta la madre, continúa inagotable, el ego y el amor enfermo incondicional el apego hasta el desintegro, 

lo sé porque lo sé sin haber parido nunca, la intuición y otras sutiles magias, las risotadas y el drama intenso de las jóvenes y señoras que se asocian en sorora complicidad y que conspiran,

lo se por ciertas preocupaciones colectivas sobre lo estético,

lo sé en cada otra que me encuentro. 

Debe decirse, debe elegirse: soy una mujer. 

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